La violencia se ha convertido desde hace ya muchos años en un grave problema de carácter estructural, es decir, la historia Colombiana se encuentra totalmente impregnada de ella, al igual que la sociedad que conformamos de la mano cual engranes, todos juntos, hombres, mujeres, ancianos, gobierno, ejercito, guerrilla, paramilitares y en medio de todo esto los niños, lo que nos obliga a vivir también de la mano o mejor bajo la presión del conflicto.
Particularmente somos consientes de la prioridad que debe otorgarse a la protección de la infancia ya que son ellos quienes se encuentran más vulnerables, sin desconocer la importancia de preservar la vida, integridad y dignidad en general de todo ser humano, lastimosamente son los actores y promotores de la guerra quienes carecen de esta conciencia y se aprovechan de la inocencia y no bien formada personalidad de un niño para moldearla a su antojo.
Es claro que los niños no deberían estar involucrados de ninguna manera con el conflicto armado, ya que no están ni física ni mentalmente preparados para enfrentar una situación tan violenta, de hecho ningún ser humano lo está, no es fácil saber que diariamente se corre un riesgo tal que pueda dejar daños irreparables para toda tu vida y no sabría decir si en el peor de los casos la muerte ya que de ambas situaciones ninguna es alentadora.
Ahora bien, hablamos de un derecho internacional humanitario, el cual más que un derecho u obligación, ha sido manoseado como una postura opcional o alternativa frente a la guerra y que además es condicionada tal y como se observa por ejemplo en las recomendaciones a la población civil realizadas por la FARC-EP (Derecho internacional humanitario y agenda de paz, algunas posiciones frente al DIH pag. 29) dentro de las cuales se encuentran frases tales como: La población civil debe evitar… La población civil debe abstenerse de… Entra otras, con lo que privan de la libertad a la comunidad y condicionan el respeto por sus derechos más elementales como es el caso del derecho a la vida.
Niños y niñas, ¿El futuro de nuestra sociedad? Si, vale la pena hacerse esta pregunta, pues en algún momento se han detenido a pensar cuales son las bases que orientan a esos futuros “pilares de nuestra sociedad”. Vivimos en un entorno en continuo cambio, en continua autodestrucción, a causa de los errores cometidos y transferidos de generación en generación hasta ahora, deberíamos romper esa cadena de involución, es el momento de aislar en la mayor medida posible las semillas que hoy sembramos, de los vicios del ahora,
Siempre y cuando exista compromiso colectivo sabiendo que generar un cambio es una difícil tarea cuando muchas veces no se aceptan diferencias y solo nos interesa buscar un bienestar propio y no de la comunidad pero aun así todo devenga un cambio y es posible, abonemos dichas semillas en los colegios y universidades de nuestro país, y no engrosando las filas de ejércitos y guerrillas.
“Las personas expiran, permitamos que las ideas, ideales y propósitos negativos expiren con ellas.”
La violencia se ha convertido desde hace ya muchos años en un grave problema de carácter estructural, es decir, la historia Colombiana se encuentra totalmente impregnada de ella, al igual que la sociedad que conformamos de la mano cual engranes, todos juntos, hombres, mujeres, ancianos, gobierno, ejercito, guerrilla, paramilitares y en medio de todo esto los niños, lo que nos obliga a vivir también de la mano o mejor bajo la presión del conflicto.
Particularmente somos consientes de la prioridad que debe otorgarse a la protección de la infancia ya que son ellos quienes se encuentran más vulnerables, sin desconocer la importancia de preservar la vida, integridad y dignidad en general de todo ser humano, lastimosamente son los actores y promotores de la guerra quienes carecen de esta conciencia y se aprovechan de la inocencia y no bien formada personalidad de un niño para moldearla a su antojo.
Es claro que los niños no deberían estar involucrados de ninguna manera con el conflicto armado, ya que no están ni física ni mentalmente preparados para enfrentar una situación tan violenta, de hecho ningún ser humano lo está, no es fácil saber que diariamente se corre un riesgo tal que pueda dejar daños irreparables para toda tu vida y no sabría decir si en el peor de los casos la muerte ya que de ambas situaciones ninguna es alentadora.
Ahora bien, hablamos de un derecho internacional humanitario, el cual más que un derecho u obligación, ha sido manoseado como una postura opcional o alternativa frente a la guerra y que además es condicionada tal y como se observa por ejemplo en las recomendaciones a la población civil realizadas por la FARC-EP (Derecho internacional humanitario y agenda de paz, algunas posiciones frente al DIH pag. 29) dentro de las cuales se encuentran frases tales como: La población civil debe evitar… La población civil debe abstenerse de… Entra otras, con lo que privan de la libertad a la comunidad y condicionan el respeto por sus derechos más elementales como es el caso del derecho a la vida.
Niños y niñas, ¿El futuro de nuestra sociedad? Si, vale la pena hacerse esta pregunta, pues en algún momento se han detenido a pensar cuales son las bases que orientan a esos futuros “pilares de nuestra sociedad”. Vivimos en un entorno en continuo cambio, en continua autodestrucción, a causa de los errores cometidos y transferidos de generación en generación hasta ahora, deberíamos romper esa cadena de involución, es el momento de aislar en la mayor medida posible las semillas que hoy sembramos, de los vicios del ahora,
Siempre y cuando exista compromiso colectivo sabiendo que generar un cambio es una difícil tarea cuando muchas veces no se aceptan diferencias y solo nos interesa buscar un bienestar propio y no de la comunidad pero aun así todo devenga un cambio y es posible, abonemos dichas semillas en los colegios y universidades de nuestro país, y no engrosando las filas de ejércitos y guerrillas.
“Las personas expiran, permitamos que las ideas, ideales y propósitos negativos expiren con ellas.”
Te felicito por este artículo.
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